viernes, 21 de febrero de 2014

LA RUTINA

Con la “tranquilidad” de no tener más compromisos con funcionarios ni doctores, ha llegado a nuestra casa una nueva rutina.

Seguro que en vuestras largas tardes de espera durante el embarazo, vuestra mente había viajado por un mundo lleno de pañales, lloros, nanas para dormir, biberones,…

Esta realidad existe. No hay un solo padre que no conozca a la perfección esta parte de la nueva rutina que implica traer un bebe al mundo. 

Sin embargo y como de costumbre, la realidad se suele empeñar en hacer que las cosas sean siempre un poco más “interesantes”.

Me explico:

¿Qué levante la mano el que practicó con un muñeco durante el embarazo un cambio de pañales? Posiblemente el 99% de vosotros, se fue al paritorio convencido de que era un experto en esta materia, gracias a la “gran experiencia” adquirida. De este modo, cuando llegó el momento de la verdad os sentíais seguros y confiados. Tanto es así que, en cuanto el Morrosko os dejó el primer regalito en el pañal, nadie fue capaz de quitaros el honor de ser el primero en efectuar la gran operación.

Lo tenía todo preparado y en su sitio. Había logrado desvestirle, limpiarle, secarle y ponerle la cremita correspondiente. Ya estaba con el pañal en la mano, cuando me di cuenta que había olvidado una de las reglas principales cuando le cambias un pañal a un niño: cubrirle el pene para que no te mee. Según vio mi cara de preocupación, guiñó un ojo, apretó el culo y me puso perdido.

Este, que es el típico error de un padre primerizo (que va de listillo) no debería ser un problema que forme parte de la rutina diaria pues supuestamente, es fácil de controlar. Sin embargo, nuestro Morrosko se ha encargado de que si lo sea. Hoy por hoy, no hay un solo día en el que, como no le cambies el pañal más rápido de lo que le cambian los neumáticos a Fernando Alonso, tienes garantizado como mínimo volver a limpiarle de nuevo.

Así que, con esta nueva rutina (y otras muchas, también inesperadas) nuestra vida sigue cambiando y llenándose de nuevas y gratificantes experiencias.


Buen día, Padrazos.

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