jueves, 20 de febrero de 2014

PRIMERA VISITA AL PEDIATRA

Seis días de vida tenía el Morrosko, cuando tocó visitar por primera vez a un nuevo tipo de doctor: EL PEDIATRA.

Estos seis días dan para mucho en casa de unos padres primerizos, por lo que la lista de preguntas a hacerle al doctor es interminable: que si se mea mucho, que si caga poco, que si tiene granitos en la cara, que si tiene el trasero colorado…

Yo ya me estaba oliendo que la matrona, la gine y la pediatra son primas hermanas y que, a la hora de dar un diagnóstico, la respuesta que íbamos a recibir a todas nuestras dudas sería la misma de siempre:

ES NORMAL

Dejando de lado el lógico humo negro que mi mujer empezó a expulsar por las orejas, me tocó fusilar a preguntas a la doctora para lograr explicaciones un poco más elaboradas y, de paso, ir bajando los humos de la Amatxito, que es Ucraniana y ya estáis viendo en la tele últimamente como se las gastan cuando las cosas no funcionan como deben.

Lejos de todo esto, nuestro tragoncete había recuperado en esos seis días, el peso que dio al nacer. Resulta que es una buena señal, porque lo normal suele ser que esto suceda a las dos semanas del parto. A mí me sorprendió poco, dado que tenemos en brazos una especie de piraña lactante e insaciable que demanda comer cada hora, aproximadamente.

De camino a casa, mientras mi mujer destripaba viva a la Pediatra … varias veces … yo empecé a plantearme si sería práctico meter una vaca lechera en casa, para lograr satisfacer las necesidades alimenticias del Morrosko tragón.


Buen día, Padrazos!

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