Pero cuando el que se coge el
catarro es tu hijo recién nacido, todo esto te parece una bobada.
Y ya estaréis pensando más de
uno, que el ñoño de Ser Papá está demasiado preocupado por un simple catarrito
de su bebe.
Pues que sepáis que sí. No me da
vergüenza reconocerlo. Pero mis pensamientos van encaminados también en una
dirección más física.
Si sois del tipo de persona a los
que les dan asco hasta sus propios mocos, os lo vais a pasar teta con un gran
invento:
EL SACAMOCOS.
Los hay de muchos tipos, pero el
que más repelús da (con diferencia) es el de aspirar con la boca (sí, con tu
boca). Desgraciadamente, dentro de las opciones económicas, es de los más
efectivos.
Llevo una semana
sorbiendo mocos. PUAJJJJJ!!!!!!
El catarro no tiene cura. Lo
único que se puede hacer es tener paciencia y tratar de mitigar los pesados
síntomas de la mejor manera posible. Lógicamente, en una criatura de 40 días de
vida, esta tarea resulta ardua. Por ello, lo principal será quitarle los
gargajos a tu hijo con tanta frecuencia como sea necesario. Así que ahí me tenéis,
sorbe que te sorbe día y noche.
En mi experiencia, hay multitud
de chismes que os pueden ayudar en esta tarea. Estos son los más comunes:
- Manual: consiste en un tubito con un filtro en el medio que evita que los mocos del peque pasen a tu boca cuando aspiras. Da grima, pero es efectivo y económico.
- Pera: No tenemos que sorber. Es una perita de goma que se presiona y, al soltar, succiona los moquitos. Personalmente no me gusta, porque tiene poca fuerza de succión y no resulta nada práctico.
- Eléctrico: Son como los manuales, pero llevan incorporado un pequeño motor que hace el efecto de succión. Lógicamente son más caros.
Así que ahí os voy a ver con el bendito aparato,
dale que te
pego.
Buen y mocoso día, Padrazos!
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