Todos los años en España se
celebra esta famosa concentración en la que gentes de todo el mundo comparten
su afición y pasión por las motos.
Lejos estoy de tener la intención
de subir a mi hijo de dos meses en una “burra”, aunque estoy seguro de que en
este mundo friki, algo así ocurre con más frecuencia de la que me imagino.
Se de sobras, estimado y sufrido
lector, que la paternidad puede llegar a llevarle a uno por derroteros por los que
jamás se habría imaginado llegar a transitar. Sin embargo, mi falta absoluta de
sueño aun no me ha desquiciado hasta tal punto.
Eso sí, hay otro tipo de
concentraciones no tan motorizadas en las que te vas a ver involucrado con más
frecuencia de la que te imaginas.
Recientemente, sin comerlo ni
beberlo, todas las mujeres de nuestro grupo de postparto se pusieron de acuerdo
para mandarnos a los Aitatxos a paseo (literalmente) con los Morroskos. Os juro
que he puesto toda mi fe en que Mark Zuckerberg destroce Whatsapp
definitivamente.
Así que me fui con mi hijo, el
cochecito y todos los complementos a dar una vuelta al parque. Y como no, para
cuando llegué, ya estaban por allí los 8 padres con los 8 cochecitos cual concentración
motera, ocupando alegremente la vía pública.
He de reconocer que a más de uno
nos apeteció comprarnos unas litronas y montar un festival digno de tan magno
encuentro. Por el contrario, decidimos pasearnos por todo el pueblo para reivindicarnos
como buenos Aitatxos y lograr la admiración de más de una abuela renegada del Sálvame
de las tardes.
Para mi sonrojo he de reconocer
que me lo pasé teta!
Buen día, Padrazos!
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