lunes, 24 de marzo de 2014

PINGÜINOS

Todos los años en España se celebra esta famosa concentración en la que gentes de todo el mundo comparten su afición y pasión por las motos.

Lejos estoy de tener la intención de subir a mi hijo de dos meses en una “burra”, aunque estoy seguro de que en este mundo friki, algo así ocurre con más frecuencia de la que me imagino.

Se de sobras, estimado y sufrido lector, que la paternidad puede llegar a llevarle a uno por derroteros por los que jamás se habría imaginado llegar a transitar. Sin embargo, mi falta absoluta de sueño aun no me ha desquiciado hasta tal punto.

Eso sí, hay otro tipo de concentraciones no tan motorizadas en las que te vas a ver involucrado con más frecuencia de la que te imaginas.

Recientemente, sin comerlo ni beberlo, todas las mujeres de nuestro grupo de postparto se pusieron de acuerdo para mandarnos a los Aitatxos a paseo (literalmente) con los Morroskos. Os juro que he puesto toda mi fe en que Mark Zuckerberg destroce Whatsapp definitivamente.

Así que me fui con mi hijo, el cochecito y todos los complementos a dar una vuelta al parque. Y como no, para cuando llegué, ya estaban por allí los 8 padres con los 8 cochecitos cual concentración motera, ocupando alegremente la vía pública.

He de reconocer que a más de uno nos apeteció comprarnos unas litronas y montar un festival digno de tan magno encuentro. Por el contrario, decidimos pasearnos por todo el pueblo para reivindicarnos como buenos Aitatxos y lograr la admiración de más de una abuela renegada del Sálvame de las tardes.

Para mi sonrojo he de reconocer que me lo pasé teta!


Buen día, Padrazos!

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